PulpoPay: la primera tarjeta de combustible con IA antifraude

julio 4, 2025

En el contexto actual de presión operativa y márgenes ajustados, el gasto en combustible continúa siendo uno de los principales puntos ciegos para las empresas que operan flotillas, desde transporte de carga hasta servicios logísticos. De acuerdo con datos de Pulpo, software especializado en gestión de flotillas, hasta un 80% de los fraudes relacionados con combustible proviene de cargas irregulares y patrones de consumo que los sistemas tradicionales de auditoría no logran detectar.

La falta de trazabilidad, la dispersión de datos entre distintas estaciones y la dependencia de comprobantes físicos han hecho del combustible un terreno fértil para prácticas que deterioran la rentabilidad sin dejar rastro inmediato. En respuesta a esta problemática, Pulpo desarrolló PulpoPay, una herramienta de pago integrada a su ecosistema que automatiza el control de combustible y permite a las empresas tomar decisiones con base en datos en tiempo real.

PulpoPay opera mediante una tarjeta prepago y está respaldada por FuelGuard AI, un motor de inteligencia artificial que analiza variables clave como ubicación del vehículo, historial de consumo, fotografía de la transacción y número de bomba. Según cifras de la empresa, el sistema ha logrado identificar automáticamente hasta el 95% de los fraudes, en contraste con el 20% que suele detectarse mediante procesos manuales.

“El combustible ha sido históricamente una zona opaca dentro de la operación de flotillas. Las empresas no solo pierden dinero; pierden también capacidad de anticipación. Quienes logran mayor control no son necesariamente las que más invierten, sino las que integran datos y procesos que permiten pasar de una gestión reactiva a una estrategia preventiva”, señala Evaristo Babé, CEO de Pulpo.

Uno de los mayores desafíos para las empresas no es solo el costo del combustible, sino la incertidumbre sobre su uso real. Las estaciones de carga no siempre están conectadas a sistemas de monitoreo, los comprobantes físicos son vulnerables a alteraciones y las rutas pueden ser modificadas sin dejar huella clara. Esto da lugar a prácticas como el “doble ticket”, la carga fraccionada o incluso acuerdos informales entre operadores y despachadores.

El problema suele agravarse en contextos como el transporte foráneo, donde las cargas se realizan en lugares remotos y sin verificación directa. La ausencia de evidencia visual o digital sobre cuándo y dónde se realiza una carga complica la conciliación fiscal y administrativa, al tiempo que obstaculiza la detección de anomalías.

A esto se suma la dificultad para establecer límites operativos, pues muchas empresas no tienen claridad sobre cuánto debería consumir cada unidad según su ruta, antigüedad o tipo de operación.

Además del componente financiero, la falta de control sobre el abastecimiento también tiene un impacto operativo. Conductores que desvían su ruta para cargar en estaciones no autorizadas, flotillas detenidas por discrepancias en el pago o equipos administrativos saturados intentando cuadrar cifras que no coinciden, son escenas frecuentes que afectan la productividad diaria.

“Debido a esto, las compañías han comenzado a explorar esquemas más centralizados y automatizados de gestión de combustible. La apuesta no solo apunta a prevenir el fraude, sino a mejorar la planificación de recursos y reducir las horas que hoy se pierden en validaciones manuales o trámites administrativos, y herramientas como PulpoPay forman parte de este nuevo enfoque”, subraya el CEO de Pulpo.

La herramienta ya cuenta con diversos casos de éxito en sectores como transporte de personas, construcción, minería e industria pesada, donde ha logrado una reducción de hasta 16% en costos por combustible, atribuida al control de desviaciones y a la eficiencia en los tiempos de carga.

Entre las empresas que han implementado esta solución destacan: Estrella Roja, Sherwin Williams, Telcel, Lyncott; empresas de última milla, del sector minero y de autopartes, por mencionar algunas.

En promedio, los operadores que antes perdían hasta una hora localizando estaciones autorizadas o con precios competitivos ahora logran cargar en menos tiempo y bajo parámetros previamente establecidos por la empresa. Esto ha permitido ahorros adicionales del 10% en consumo y hasta 30 minutos diarios por unidad en tiempos de dispersión.