Buen Fin 2025: comprar mejor, no sólo más barato

noviembre 6, 2025

Del 13 al 17 de noviembre, México vivirá una nueva edición del Buen Fin con un consumidor más escéptico, más informado y menos dispuesto a aceptar descuentos maquillados. Las grandes cadenas afinan campañas y financiamientos; del otro lado, la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) refuerza sus herramientas para comparar precios en tiempo real. En ese terreno, Alejandro Zubiría, asesor financiero y representante de compañías de TRUST, propone una regla sencilla con efectos concretos: documentar antes de decidir.

Zubiría observa un viraje en el comportamiento de compra que favorece al comprador paciente: hoy se investiga, se guardan capturas y se cruza información entre tiendas, marketplaces y bancos. Ese “expediente” del producto—con precio histórico, condiciones de entrega, costo de instalación y política de devoluciones—es el filtro que separa la oportunidad del espejismo. La recomendación central es fijar, antes del arranque, un precio meta al que la compra tiene sentido. Si la oferta no toca ese umbral, la decisión racional es esperar. La disciplina no es enemiga del ahorro; es el mecanismo que lo hace posible.

El matiz entre oferta y promoción será determinante. Mientras la oferta implica una rebaja directa y verificable en el precio, la promoción puede apoyarse en cupones, bonificaciones o artículos adicionales que, en los hechos, no abaratan el producto que interesa. Zubiría sugiere tomar esa diferencia como un semáforo: si la tienda no puede demostrar el precio anterior y la rebaja efectiva, o si el envío e instalación compensan lo “ahorrado”, conviene dar media vuelta. Para verificar, Profeco mantiene el comparador “Quién es Quién en los Precios” y una plataforma específica de Buen Fin donde es posible contrastar por ciudad y categoría.

El financiamiento merece su propio análisis. Los Meses sin Intereses sólo son una buena idea si no elevan el precio respecto al contado ni trasladan cargos que diluyan el descuento. El consejo operativo de Zubiría es sumar el costo total de la operación: precio final del carrito, envío e instalación, comisiones o seguros, y—cuando aplique—anualidad de la tarjeta y CAT de ofertas bancarias. Si la suma rebasa el precio meta, el banner no es un ahorro, es una transferencia de costo futuro.

La posventa es el segundo filtro duro. En un entorno de demanda alta y logística tensionada, las diferencias entre una oportunidad y un dolor de cabeza se deciden en tres líneas: plazo de entrega realista, condiciones de devolución por escrito y garantía ejecutable. Zubiría recomienda concentrar las compras en canales oficiales y facturar el mismo día, conservar folios y URL, y respaldar con capturas el precio y las condiciones. Esa trazabilidad acelera cualquier conciliación si algo se descuadra. No es un gesto paranoico: año con año, las inconformidades más comunes son por no respetar el precio anunciado o por incumplir la promoción.

En el frente digital, la ecuación también ha madurado. Reportes recientes de la AMVO confirman que el consumidor mexicano investiga más, alterna entre tienda física y e‑commerce y exige valor verificable antes de cerrar. Zubiría sugiere añadir un candado de ciberseguridad: comprar sólo en sitios con conexión segura (https), evitar ligas que llegan por mensaje con “ofertones” y, cuando sea posible, utilizar tarjetas digitales o límites por operación. La lógica es simple: un descuento extraordinario no compensa el riesgo de comprometer información bancaria.

En síntesis, Buen Fin 2025 es un examen de disciplina: gana quien llega con presupuesto, precio meta y evidencia; pierde quien delega la decisión al anuncio. Para los comercios, la ventaja competitiva no está en gritar más fuerte, sino en sostener sus precios con datos, cumplir plazos de entrega y responder bien en la posventa. Para el consumidor, el premio es doble: pagar menos y comprar mejor.