Juan David Castilla

Entre el fervor de las mañanitas y los cantos a la Virgen de Guadalupe, la fe cobra vida en las historias personales de sus devotos. Tal es el caso de Luz María Morales González, una mujer de 77 años originaria de Yecuatla, actualmente residente de la colonia Vicente Guerrero en Xalapa, cuya promesa a la “Morenita del Tepeyac” se ha mantenido firme por dos décadas.

Doña Luz María, quien se identifica como «la mujer más feliz», asiste a la celebración del 12 de diciembre «ni un día más ni un día menos» desde hace aproximadamente 20 años, vestida con un colorido traje tradicional que ella describe como «mexicano» y con la vestimenta de «sus semejanzas» a la Virgen.

«Para mí representa algo muy valioso. Es algo que no hay cosa igual,» afirmó, emocionada, sobre el significado de su devoción.

La promesa de Doña Luz María está profundamente ligada al bienestar de su familia. Es madre de nueve hijos (cuatro hombres y cinco mujeres), y su mayor testimonio de fe es que la Virgen le ha concedido la gracia de ver a todos sus hijos bien.

«Siempre se recomienda lo que más quiere uno. ¿Qué son? Los hijos,» explicó Doña Luz María.

«A Dios gracias, me ha cumplido, me los ha cuidado. Mis hijos… tengo nueve hijos, y todos están súper bien. A pesar de que son cuatro hombres, no tienen vicio, más que de trabajar y a la casa. Cinco mujeres muy hermosas”.

La devota no solo expresa su gratitud, sino que también reitera su promesa de seguir cumpliéndole a la Virgen: «Yo le ofrecí, le pedí que mientras yo pueda caminar, voy a presentar a sus semejanzas (la vestimenta)”.

La historia de Luz María Morales González es un recordatorio de que la fe, para millones de mexicanos, es una fuerza vital que se manifiesta en actos de devoción, tradiciones y el profundo agradecimiento por el cuidado de la familia.