
Aficionados estallan por los altos precios del Mundial 2026
diciembre 12, 2025
La publicación de los precios oficiales de los boletos para la Copa Mundial de la FIFA 2026 ha desatado una ola de críticas e indignación entre aficionados de todo el mundo. La polémica se centra en tarifas excesivas, especialmente cuando se comparan ediciones anteriores.
La queja más recurrente apunta a que entradas para partidos de fase de grupos y etapas finales tienen precios que superan la inflación y los salarios de muchos sectores.
En varios países, aficionados, medios deportivos y organizaciones civiles han expresado su descontento bajo el argumento de que la FIFA está priorizando las ganancias por encima de la inclusión y el acceso popular al evento más importante del fútbol mundial.
En redes sociales se multiplican publicaciones con capturas de los costos y comentarios de aficionados que aseguran sentirse “traicionados” por la organización del torneo. La situación fue retomada por medios internacionales, que señalan que muchos seguidores comparan los actuales precios con los de torneos pasados para medir el impacto real en su economía.
Un ejemplo que circula en redes es la comparación con el Mundial de 2006: un boleto para la inauguración de aquella edición costaba apenas 18% de lo que cuesta hoy una entrada similar, ajustado a ingresos y poder adquisitivo contemporáneos. Para muchos aficionados este dato no solo revela una subida injustificada, sino una desconexión entre los organizadores y la afición global.
La indignación ha escalado hasta el punto en que grupos de seguidores han solicitado formalmente a la propia FIFA que suspenda la venta de boletos hasta que se revisen las tarifas y se planteen mecanismos que permitan un acceso más equitativo. En varios países, las peticiones han reunido miles de firmas en cuestión de días.
Además de las cifras, la crítica se ha centrado en la estructura de los precios: muchas de las entradas con mejor ubicación o para partidos clave están fuera del alcance de una gran parte de la población, incluso en países con economías relativamente fuertes. Esto ha generado un debate más amplio sobre la comercialización extrema del fútbol.
La FIFA enfrenta ahora no solo un reto logístico, sino una fuerte presión social para reconsiderar sus políticas de precios y acercar el Mundial 2026 a millones de aficionados que sienten que la fiesta del fútbol se les ha vuelto ajena.











