
diciembre 26, 2025
El crédito personal en México dejó de ser, en buena medida, un motor de consumo. Hoy, casi 70% de los recursos se canaliza al pago de deudas, mientras que una proporción menor se dirige a negocios (11.4%), vivienda (5.7%) y la compra de automóvil (5.3%).
Que siete de cada diez préstamos terminen en tarjetas y créditos bancarios es una señal de contención; los hogares están usando el financiamiento para ordenar pasivos y aliviar presión.
Yotepresto advierte que el crédito puede ayudar a recuperar control financiero o profundizar el problema si se usa mal, por lo que plantea una guía práctica para identificar alertas y evitar la prisa.
Hoy, el crédito personal en México ya no se usa sólo para consumir: cada vez más personas lo utilizan para enfrentar deudas. De acuerdo con datos de Yotepresto, casi siete de cada diez préstamos colocados se destinan al pago o consolidación de adeudos con tarjetas de crédito y préstamos bancarios.
El dato apunta a un cambio en la forma que las personas usan el financiamiento “cuando el crédito empieza a usarse mayoritariamente para ordenar deudas, lo que vemos es un intento por contener su deterioro financiero”, explica Ricardo Arenas, vocero de Yotepresto, la plataforma mexicana de préstamos entre personas, que está redefiniendo la forma en que millones acceden y otorgan crédito en el país.
Menos tasa, menor presión
Quienes consolidan su deuda, en promedio, reducen 22 puntos porcentuales, respecto a las tasas que pagan en tarjetas o préstamos bancarios, junto con la eliminación de fechas múltiples de pago y el cambio de tasas variables a tasas fijas. Esta reducción alivia el flujo de quienes consolidan y refleja el peso que las tasas elevadas y el crédito han ganado en las finanzas de los hogares.
Además, la composición del crédito refuerza esta lectura: 69.8% se destina al pago de deudas, seguido por financiamiento para negocios (11.4%), vivienda (5.7%) y automóvil (5.3%).
“Si 7 de cada 10 créditos otorgados son para consolidar deudas, el mensaje es claro: los hogares mexicanos comienzan a notar que la verdadera inclusión financiera tiene que ver más con el acceso a tasas y condiciones justas, que con la posibilidad de acceder a un crédito tradicionalmente caro”, añade Arenas.
La mayoría llega con saldos cercanos a 100 mil pesos, distribuidos entre dos o más tarjetas de crédito o combinados con préstamos bancarios. Por ello, su objetivo no es ampliar capacidad de gasto, sino reducir la presión mensual y volver administrable el flujo.
Guía para tomar mejores decisiones de crédito
En enero, esta presión se agudiza, los gastos acumulados del cierre de año llegan al estado de cuenta y cualquier decisión mal tomada con respecto al crédito impacta las finanzas del hogar. El riesgo no es sólo endeudarse, sino hacerlo a través de ofertas poco claras o esquemas no regulados que prometen alivio inmediato, pero terminan agravando el problema. Frente a este escenario, Yotepresto plantea esta guía práctica para tomar decisiones más informadas:
Comparar más allá de la tasa. La tasa por sí sola no cuenta toda la historia. Antes de decidir, conviene revisar cuánto se pagará en total, cuál será la mensualidad y por cuánto tiempo. Un crédito más barato en apariencia puede resultar más pesado en el largo plazo.
Identificar señales de alerta. Si no hay contratos, información verificable o respaldo regulatorio, no es una oportunidad, es una advertencia. La falta de transparencia casi siempre termina en costos ocultos.
Priorizar estabilidad sobre velocidad. La rapidez de aprobación no debe pesar más que la claridad. Tasas fijas, reglas simples y pagos previsibles ofrecen mayor tranquilidad y ayudan a recuperar control financiero.
“El riesgo de pagar deudas a través del crédito está en hacerlo mal. Sin mejores condiciones, transparencia o regulación, veremos más presión sobre la morosidad de los hogares y menos margen de maniobra para la economía familiar”, concluye Arenas.











